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lunes, abril 09, 2007

Aquel gol de Messi y el cagómetro

10 de marzo de 2006, 23:50 horas, Barcelona, estadio Camp Nou, partido de la vigesimosexta jornada de Liga entre el Barça y el Madrid. Cinco puntos separan a ambos en la clasificación y en ese instante, minuto 91 de partido, con 2-3 a favor de los blancos, el conjunto merengue estaba a punto de situarse a dos puntos del conjunto azulgrana y meterse de lleno en la pelea por la Liga. Pero entonces apareció Messi, y con un golazo empató el partido a 3, evitando que el Madrid redujera la distancia y, por lo tanto, manteniendo esos cinco puntos entre los dos grandes de nuestro fútbol.

En ese momento, me resultó curioso comprobar como amigos y conocidos culés festejaron ese gol más que el de Belleti en la final de la Champions. Y digo que me sorprendió porque no llegaba a entender que un partido que el aficionado y la prensa culé había anticipado como una goleada al eterno rival y la estocada definitiva a la cuarta temporada en blanco del Madrid, llegaban a perder el juicio por un simple empate en el descuento. Más bien, tal y como habían imaginado el partido (si no recuerdo mal el diario Sport tituló “A por la manita”) debía suponer un fracaso y un ridículo espantoso aquel empate. Pero no, el 3-3 supuso un delirio de orgullo y excitación para los barcelonistas y la prensa afín. Y hasta ayer mismo me continuaba preguntando el porqué.

Pero ya he encontrado la respuesta. Aquel gol de Messi in extremis hace líder hoy al Barça. Porque si La Pulga no se hubiera sacado de la nada aquel golazo, el líder sería hoy el Madrid y el segundo el Barcelona a un punto de distancia. Ahora entiendo aquella locura por ese gol (para mí, en ese instante, intrascendente) que, de nuevo, vuelve a reafirmar una de mis ideas: el Barça siempre será un segundón al lado del Madrid. Es tal el miedo, el pánico, que tienen en Barcelona a una resurrección del Madrid, tras cuatro años de travesía en el desierto, que ver como el eterno rival te puede birlar la Liga, cuando ellos tienen el mejor equipo del mundo, y el Madrid, el peor de toda su historia, supondría una humillación inimaginable de calcular.

Tras la disputa de la vigesimonovena jornada de Liga, si ojean la prensa de Barcelona, compruebas que en las encuestas sobre quien ganará la Liga, los porcentajes del Madrid y del Barça son muy parecidos, que los periodistas ya comienzan a hablar del Madrid como el principal rival para ganar el campeonato, en definitiva, comprueban que el cagómetro ha vuelto a la Ciudad Condal. Eso de tener el aliento del Madrid en el cogote, históricamente, nunca le ha sentado nada bien al Barça. Llevan menospreciando al Madrid desde que comenzó la temporada y, ahora, que le han visto las orejas al lobo, les entra el miedo.


Pero, claro, yo me pongo en su lugar y les entiendo: si resulta que a principios de temporada tu presidente dice que vais a ganar siete títulos y ves que va a terminar la temporada y que te puedes ir de veraneo con una Supercopa de España y seis ridículos en la maleta, es como para que te vuelvas un poco loco. Pero si, además, ocurre que tu máximo rival, del que llevas riéndote toda la temporada y calificando como el peor Madrid de toda la historia, es el que te gana el campeonato doméstico, directamente mejor cancelas las vacaciones y te vas al psiquiatra a contarle el espeluznante estado de enajenación mental en el que has entrado y no sabes como salir.