La Liga del último minuto y acerca de la "suerte" del Madrid
La Liga del último minuto. Así va a quedar en la historia el campeonato nacional de Liga de la temporada 2006/2007. Porque a decir verdad, los partidos claves de esta temporada en el torneo doméstico se han decidido con goles decisivos en los instantes finales de los mismos.
Si primero fue el Barça el que salvaba los partidos con goles agónicos como el de Messi ante el Madrid en el Nou Camp, o el del Mallorca en propia puerta también en su feudo, en el último tramo de Liga esta suerte se le ha vuelto esquiva y ha visto como Betis, primero y Espanyol, después, le han birlado cuatro puntos en el último suspiro. Y luego está el Madrid, caso a estudiar por un brujo o algo parecido. Ha ganado dos partidos en el último minuto, con remontadas heroicas incluidas, a Espanyol y Recreativo, y ha empatado in extremis en Zaragoza, con el significado que ese punto ha tenido y tiene.
Contado esto, conclusiones varias. La primera que quería destacar es que los partidos duran noventa minutos más el descuento y que es tan legítimo marcar en el minuto 20 como en el 90. Es cierto también que hay un componente de suerte en ello, y más aún, como en el caso del Madrid, lo ha hecho en tres ocasiones, pero lo que está claro es que no es casualidad y la suerte hay que buscarla. Resulta que Rijkaard lleva los últimos partidos en los que se dedica a sustituir a los cracks como Messi, Ronaldinho y compañía por segadores de piernas y tuercebotas tales como Motta, Edmilson y demás… y claro, pasa lo que pasa: el que es cagoncete, al final lo acaba pagando. Y resulta que Capello, debido a las exigencias del marcador, lleva unas cuantas segundas partes sacando a todo lo que tiene arriba, y echando el resto para salir del campo con los tres puntos. Y ahí tienen los resultados de ambos equipos y su posición en la tabla. Así que no vale maldecir la suerte a toro pasado. Hay que ser más autocrítico y objetivo.
Bien, más cosas: La Liga (aún) no la ha ganado el Madrid por lo que la euforia y la alegría para los aficionados. Los jugadores, los técnicos y la presidencia deben mantener la calma, respetar al Mallorca y salir a morder desde el segundo 1 hasta el minuto 90 el próximo domingo en el Bernabéu. Imperdonable sería dejar escapar la Liga en tu feudo, en la última jornada, con 90.000 personas a tu favor, después de todo lo que han sufrido y contra un conjunto que no se juega nada (bueno sí, la prima que le va a untar Laporta desde Barcelona).
Ahora que menciono a Laporta quería dedicarle unas líneas: el presidente del Barça se ha pegado una derrapada de tres pares de narices esta temporada, asegurando que ganarían los siete títulos que iban a disputar. Ya saben de sobra lo que ha pasado, no me ensañaré más, por lo que no me extraña la sonrisa de tonto que se le quedó en el palco el sábado cuando empataron en apenas 20 segundos el Madrid en Zaragoza y el Espanyol en Barcelona. Ahora, toca dar la cara y reconocer los errores, pero siendo tal sujeto el presidente, dudo mucho que lo haga.
Más cosas acerca de la susodicha suerte del Madrid: ya que se habla tanto en Barcelona de ello, habría que recordarles que el Dream Team de Cruyff ganó tres Ligas de rebote en la última jornada y de aquellas maneras que todos sabemos (porteros comprados, árbitros comprados, equipos comprados); así que ahora clamar al cielo porque estén viviendo en sus carnes lo que ellos disfrutaron hace más de una década roza lo vergonzoso. Como he comentado antes, primero deberían de hacer autocrítica, analizar los numerosos ridículos de esta temporada y, ya que están, preguntarle a Ronaldinho, ya que ni siquiera estuvo el sábado en el Nou Camp, si por lo menos tuvo la decencia de ver el partido por la tele, o estaba, para variar, de fiesta.
Y una última para acabar: llevan toda la temporada diciendo que estamos ante el mejor Barça de toda su historia y el peor Madrid de la suya. Bien, pues aún así, y si el Mallorca no lo remedia este domingo, el que acabará en blanco será el Barça y el campeón de Liga el Madrid. Como dice un gran madridista que conozco: ¡Fresco el temita!
Nadal y Alonso, la humildad y la prepotencia
La coincidencia de Rafa Nadal y de Fernando Alonso, es decir, de la final de Roland Garros y del Gran Premio de Formula 1 de Canadá ayer domingo me ha llenado de gozo, y me explico. España entera pudo comprobar la manera tan distinta de cómo pueden ser y comportarse dos grandes de la historia del deporte español y mundial. Mientras el manacorí se alzaba con su tercera Copa de los Mosqueteros consecutiva igualando al mítico Bjon Borg y entrando en la leyenda del tenis, el asturiano vio como perdió el liderato del Mundial de Automovilismo en favor de su compañero de equipo y debutante Lewis Hamilton.
Bien, situaciones como las de ayer, con la lógica en la mano, darían pie a que Rafa Nadal saliera exultante a decir que está haciendo historia, que es el mejor en tierra batida y que tiene tenis en sus brazos para ganar cinco Internacionales de Francia más. Pero no. El imberbe crack asume el triunfo como uno más de su carrera deportiva, se muestra humilde y tranquilo en sus declaraciones, ya piensa en hacer un buen papel en Wimbledon y felicita a su contrincante, a Roger Federer, porque para el tricampeón de Roland Garros, continúa siendo el mejor del mundo, pese a derrotarle una vez más.
Por otro lado, tras la carrera de Canadá, Alonso tenía razones de sobra para felicitar a Hamilton por su primer triunfo en la Formula 1, por el liderato y por su gran carrera; pero no sólo eso, tenía razones de sobra para hacer autocrítica y reconocer que se había “comido” la misma curva cinco veces y que no había hecho una buena carrera. Bien, como sabrán, de eso, nada de nada. El asturiano comentó que la carrera había sido una lotería y que a él no le toco esta vez, que había quedado séptimo por mala suerte y de felicitar al inglés, ni mu. Triste, muy triste, de verdad. La prepotencia y soberbia con la que anda este deportista español por el mundo me tiene asombrado. No he visto cosa igual. Si en este país hay casi tantos antialonsos como proalonsos es porque este chico se lo gana a pulso. El día que salga a una rueda de prensa o a una entrevista y reconozca que ha cometido algún error lloverá hacia arriba. El bicampeón del mundo de Formula 1 tiene un diccionario en su casa en el que la palabra humildad no existe y parece que se lo ha aprendido al dedillo. Alonso, es español, y está dando éxitos y renombre a este país, pero una buena cura de humildad, como, por ejemplo, que Hamilton le birlara el campeonato, le estaría bien empleado. No se puede ir por el mundo perdonando la vida y mirando por encima del hombro.
Ahora entendéis porque ayer era un hombre feliz. España entera pudo ver y comprobar como se puede ser un grande del deporte y no parecerlo y como ser un grande del deporte y creerte por encima del bien y del mal. Sinceramente, para mí, no hay color: me quedo con el gran Rafa, como deportista y como persona. ¡Enhorabuena chaval!
Renovarse... o Morir
180 minutos restan para que la Liga 2006/07 cierre el telón y corone al campeón. Pero, visto lo visto, pueden ser los 180 minutos más largos de su historia, o los más cortos, según el cristal de la gafa con el que se mire. A estas altura de campeonato, ningún mortal hubiese apostado a que el Real Madrid de Fabio Capello sería el líder y el máximo favorito para ganar el título, ya que según muchos medios y aficionados, sobre todo pertenecientes a la Comunidad Autónoma de Cataluña, han tachado al club blanco del peor de toda su historia y, mira que tiene, 105 años, nada más y nada menos. Entonces, ocurre que el peor Madrid de su centenaria existencia está a sólo dos partidos de ganar su trigésimo campeonato de Liga y ocurre que el mejor Barcelona de toda su historia, que también es amplia, 108 años, podría perder el sexto título de los siete a los que aspiraba esta temporada. Sí, siete, y lo recalco, porque hay muchos aficionados que a toro pasado minusvaloran ciertos trofeos, y fue el propio presidente del club del que son seguidores quien dijo en Monaco en agosto pasado, mientras se vanagloriaba del éxito de su equipo y de sus jugadores, que esta temporada iban a ganar los siete títulos que iban a disputar, a saber: Supercopa de España, Supercopa de Europa, Mundialito de Clubes, Copa de Catalunya (que conste que no estoy de acuerdo con que esta competición sea un título, pero lo comento, porque así lo dijo en su día el señor Laporta), Liga, Copa del Rey y Copa de Europa. De momento sólo han ganado una, la Supercopa de España, y han perdido cinco, a falta del final de la Liga, en el que a día de hoy son segundos.
Antes de continuar, una puntualización, por si hay alguien despistado: La Copa de Catalunya que perdieron en septiembre, es la edición de 2005/06, que se retrasó al inicio de la temporada 2006/07, debido a la falta de fechas, por lo que ahora en junio, disputan la Copa de Catalunya de 2006/07. Lo digo, porque muchos utilizarán este trofeo según le baile el agua: es decir, si vencen, dirán que un título más; si vuelven a perder, dirán que el Barça ha perdido dos veces en la misma temporada el mismo trofeo. Como ya he señalado antes, ni una cosa, ni otra. A mi entender, esta pantomima de competición tiene igual o menos valor que el Teresa Herrera, el Carranza o el Trofeo Naranja. Extrapolar a título oficial una competición de carácter autónomico es un sinsentido. La Copa de Catalunya tiene que tener la importancia que se merece y, en este caso, desde mi punto de vista, no debería significar nada más que el orgullo personal de vencer a eternos rivales, ni más, ni menos. De ahí, a lo que quieran vender los nacionalistas de turno, que con su pan se lo coman.
Bien, planteado este final de Liga, las casas de apuestan están de enhorabuena. Porque aunque el líder y favorito sea el Madrid, el Barça tiene dos partidos mucho más fáciles, a priori, que los blancos, y, además, no hay que olvidar al Sevilla, que parece la Cenicienta, pero puede dar más de un susto si los dos de arriba se confían. No recuerdo un final de Liga tan emocionante y ajustado. Bonito para el espectador neutral, de locos para los hinchas de algunos de estos tres clubes. Una mina de oro para los cardiólogos.
Pero pase lo que pase en este final de Liga y gane quien gane ninguno de los dos grandes de España deberían confundirse por el resultado final. El Madrid, debe acabar definitivamente con la limpieza del vestuario que lleva postergando durante varias temporadas, hacer un equipo alrededor de dos o tres cracks en boga, junto a mayoría de jugadores de la llamada clase media-alta, y quitarse de una puñetera vez el san benito de galácticos que tanto daño le ha hecho. Esto, junto a una presidencia comedida y sensata y un entrenador de futuro y de buen gusto por el fútbol, deben ser los pilares del nuevo Madrid.
Mientras, si cruzamos el puente aéreo, bien harían los ex campeones de Europa en dejar de mirarse el ombligo y exterminar ciertos pesticidas que se han colado en ese vestuario de vanidades. Los paralelismos con el Madrid de Florentino son cada día más latentes, y quien piense que la próxima temporada todo va a ser distinto por lo que no es necesaria ninguna revolución dramática en Can Barça, se volverá a equivocar. Los jugadores, como los equipos, cumplen ciclos, por muy buenos que sean. Con ejemplos muy próximos no es necesario irnos al panorama internacional: el Dream Team, La Quinta del Buitre, El Superdepor, el Valencia de Benítez, el Madrid de los Galácticos y, actualmente, el Barça del Jogo Bonito. Ejemplo los tiene de sobra Laporta y Beguiristain para renovarse antes de que el ego de más de uno continúe haciendo y deshaciendo a su antojo por la Ciudad Condal, con la permisividad del club, mientras pasean ridículo tras ridículo por los campos nacionales y foráneos. En su mano tiene el Barça el acierto de ser el primer equipo en no hacer la vista gorda al final de un ciclo, y ponerle solución antes de que sea peor. No hace mucho tiempo, en la época de Gaspart, eran el hazmereir de España: como lo ha sido hace menos el Madrid de la época final de Florentino. La consecuencias son de sobra conocidas. No tienen excusas. Renovarse... o morir. Avisados están.
La Historia le debe una Copa de Europa al Valencia
El 23 de mayo de 2001, el Valencia perdía su segunda final consecutiva de Champions League, esta vez, ante el Bayern de Münich, en Milán, en la tanda de penaltis, tras empatar a uno transcurridos los 120 minutos correspondientes. Justo un año antes, el conjunto ché había sido vapuleado por el Real Madrid de Del Bosque en París, sucumbiendo por 3 goles a 0. Dos excelentes campeonatos, dos excelentes equipazos ambas temporadas, dos descomunales decepciones muy seguidas.
Cierto es que en la Octava, el Madrid le supero de principio a fin, y, respondió en el campo, a todo aquellos que en los días previos a la final daban por vencedor al Valencia. A los chés le falto humildad y no respetaron a un club tan grande como el Real Madrid. Pero en la final de San Siro, la historia fue distinta: el conjunto de Héctor Cuper se sabía la lección y no quiso ir de favorito, fue mejor durante los 90 minutos y la prórroga, mereció el título bastante más que los alemanes, y, además, en la tanda de penaltis, tuvo contra las cuerdas al Bayern, siempre por detrás, hasta que a Pellegrino se le bajo la persiana... y se fue la luz.
Sinceramente, nunca he sido un fan de Cañizares, tanto futbolísticamente como personalmente no es de mis preferidos, pero reconozco que verlo llorar aquella noche de la primavera de 2001 es una de las imágenes más tristes que guardo en mi memoría futbolística. Sus inagotables lágrimas, su tristeza y su desconsuelo, fueron el fiel reflejo de los sentimientos de todos y cada uno de los valencianos que estaban en las gradas de San Siro y enfrente de sus televisores en esos instantes. Si ya es complicado llegar a una final de la Copa de Europa, imagínense a dos consecutivas. Por lo que tras el fiasco de la final ante el Madrid, la nueva oportunidad de alzar la orejuda para los de Mestalla se vivió como un ahora o nunca. Y salió rana, se volvió a perder, y, en esta ocasión, como más duele: injustamente y en la tanda de penaltis.
Pero si en aquel momento el destino, siempre tan caprichoso él, le debía una Copa de Europa al Bayern de Münich, por la jugarreta que sufrió en el Camp Nou en la final de la Champions del 2000 ante el Manchester donde ganaba 1-0 en el minuto 89 y en el 93 perdía 2-1, esta vez a quien se le debe una Champions es al Valencia. Y creo que este va a ser su año. Sinceramente, no veo ningun rival más poderoso que él. Sólo necesita jugar como juega a día de hoy, un poco de suerte en las elimminatorias y mucha humildad. Ha llegado el momento de que el destino le devuelva aquello que le birló hace casi seis años. Y que mejor lugar que Atenas, el Olimpo de los Dioses.
Una de las obras maestras de Woody Allen, Match Point, comienza de este modo: "Hay un momento en un partido en que la bola golpea en lo alto de la red y por una milésima de segundo puede caer hacia un lado u otro. Con un poco de suerte rebota en el campo contrario y ganas. O puede que caiga en tu campo y entonces pierdes". Valencia, ya toca que la bola caiga al otro lado de la red. La Historia os debe una Copa de Europa: suerte.
Aquel gol de Messi y el cagómetro
10 de marzo de 2006, 23:50 horas, Barcelona, estadio Camp Nou, partido de la vigesimosexta jornada de Liga entre el Barça y el Madrid. Cinco puntos separan a ambos en la clasificación y en ese instante, minuto 91 de partido, con 2-3 a favor de los blancos, el conjunto merengue estaba a punto de situarse a dos puntos del conjunto azulgrana y meterse de lleno en la pelea por la Liga. Pero entonces apareció Messi, y con un golazo empató el partido a 3, evitando que el Madrid redujera la distancia y, por lo tanto, manteniendo esos cinco puntos entre los dos grandes de nuestro fútbol.
En ese momento, me resultó curioso comprobar como amigos y conocidos culés festejaron ese gol más que el de Belleti en la final de la Champions. Y digo que me sorprendió porque no llegaba a entender que un partido que el aficionado y la prensa culé había anticipado como una goleada al eterno rival y la estocada definitiva a la cuarta temporada en blanco del Madrid, llegaban a perder el juicio por un simple empate en el descuento. Más bien, tal y como habían imaginado el partido (si no recuerdo mal el diario Sport tituló “A por la manita”) debía suponer un fracaso y un ridículo espantoso aquel empate. Pero no, el 3-3 supuso un delirio de orgullo y excitación para los barcelonistas y la prensa afín. Y hasta ayer mismo me continuaba preguntando el porqué.
Pero ya he encontrado la respuesta. Aquel gol de Messi in extremis hace líder hoy al Barça. Porque si La Pulga no se hubiera sacado de la nada aquel golazo, el líder sería hoy el Madrid y el segundo el Barcelona a un punto de distancia. Ahora entiendo aquella locura por ese gol (para mí, en ese instante, intrascendente) que, de nuevo, vuelve a reafirmar una de mis ideas: el Barça siempre será un segundón al lado del Madrid. Es tal el miedo, el pánico, que tienen en Barcelona a una resurrección del Madrid, tras cuatro años de travesía en el desierto, que ver como el eterno rival te puede birlar la Liga, cuando ellos tienen el mejor equipo del mundo, y el Madrid, el peor de toda su historia, supondría una humillación inimaginable de calcular.
Tras la disputa de la vigesimonovena jornada de Liga, si ojean la prensa de Barcelona, compruebas que en las encuestas sobre quien ganará la Liga, los porcentajes del Madrid y del Barça son muy parecidos, que los periodistas ya comienzan a hablar del Madrid como el principal rival para ganar el campeonato, en definitiva, comprueban que el cagómetro ha vuelto a la Ciudad Condal. Eso de tener el aliento del Madrid en el cogote, históricamente, nunca le ha sentado nada bien al Barça. Llevan menospreciando al Madrid desde que comenzó la temporada y, ahora, que le han visto las orejas al lobo, les entra el miedo. Pero, claro, yo me pongo en su lugar y les entiendo: si resulta que a principios de temporada tu presidente dice que vais a ganar siete títulos y ves que va a terminar la temporada y que te puedes ir de veraneo con una Supercopa de España y seis ridículos en la maleta, es como para que te vuelvas un poco loco. Pero si, además, ocurre que tu máximo rival, del que llevas riéndote toda la temporada y calificando como el peor Madrid de toda la historia, es el que te gana el campeonato doméstico, directamente mejor cancelas las vacaciones y te vas al psiquiatra a contarle el espeluznante estado de enajenación mental en el que has entrado y no sabes como salir.
Samuel Eto'o y su narcisismo
Samuel Eto'o es uno de los mejores delanteros del mundo. Rápido, técnico, potente y con una gran disparo, el chico lo tiene todo para convertirse en uno de los mejores delanteros que haya pasado por el Camp Nou, pero el camerunes tiene un gran pero que está perjudicando en demasiadas ocasiones: su descomunal ego.Siempre he mantenido la opinión de que cuando al Barça le vengan mal dadas, el primero en sacar los pies del tiesto iba a ser Samuel Eto'o y la última irresponsabilidad cometida ayer por el africano me reafirma aún más en mi idea. El pichichi de la pasada Liga se ha pasado cuatro meses y medio alejado de los terrenos de juego y regresa más narcisista que nunca. Por si aún no lo sabe, el Barça es líder del campeonato con tres puntos de ventaja sobre el Sevilla y cinco sobre el Madrid; está en los octavos de final de la Champions y, aunque con pie medio fuera de la Copa, aún sigue vivo en el torneo del KO. Todo esto lo ha logrado el conjunto de Rijkaard sin Samuel (el único pero es el espantoso ridículo que hizo el Barça en el Mundialito, pero eso, ni el mismo Eto´o lo hubiese arreglado). Por lo tanto, el camerunés debería mostrar más respeto por los compañeros que han llevado a estas alturas de temporada al Barcelona a la posición en la que está y dejarse de mirar el ombligo. Si su técnico le tiene calentando toda la segunda parte y decide llamarlo para salir al campo en el 83', lo acatas y te dejas la piel en los siete minutos que te da y, sino, te quedas en tu casa y te ves el partido en tu salón con un bol de palomitas. A Samuel Eto'o se le olvida en demasiadas ocasiones que es lo que es en estos momentos gracias al Barça, que, por cierto, le paga un sueldo astronómico. Eto'o es un jóven consentido, mimado y rebelde que lleva tres años triunfando en el Barça, pero, que como dije al principio, cuando el Barça tenga que nadar contracorriente, será el primero en desentonar en el grupo. Por mucho que él lo niegue, la envidia que le tiene a Ronaldinho le corroe por dentro un día sí y otro también. Ver in situ con sus propios ojitos como el Camp Nou se rendía una vez más a la magia del brasileño mientras él calentaba la banda durante todo el segundo tiempo le ha dejado una vez más en evidencia ante el fútbol español. Lo de este chico es para comenzar a pensárselo y el primero en hacerlo ha sido su propio técnico. Rijkaard siempre ha lavado los trapos sucios dentro del vestuario, pero, en esta ocasión, parece haberse cansado ya de las rabietas de un jugador endiosado, creído y petulante, que mira antes el éxito personal que el colectivo. Eto'o, el Barça está muy por encima de tu narcisismo. Dedícate a entrenar y a cumplir las órdenes de tu entrenador y deja de una puñetera vez tu desmesurado ego de un lado. A tí y al Barça os irá mejor.
"Estará entre los mejores de la historia"
Sencillamente, fabuloso: así de categórico se podría definir este partido "after hours" (acabó a las dos de la madrugada, hora local) disputado esta mañana por Andy Murray y Rafa Nadal en los octavos de final del Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada. Hoy, Nadal se ha hecho más grande aún de lo que ya es, pero es que, además, en la calurosa madrugada del Rod Laver Arena ha nacido otra estrella: Andy Murray. El británico, a sus 19 añitos, ya comenzó a despuntar la pasada temporada cuando, junto a Nadal, fue el único capaz de vencer a Roger Federer en toda la temporada. Pero el partidazo que se ha marcado hoy, arrinconando en la esquina a Rafa, a punto de dejarle KO, ha sido espectacular aunque al final saliera derrotado. Este jóven escocés llegará muy lejos, tiene unas cualidades tremendas y promete ser un top ten muy pronto y, sino, al tiempo. Ahora, estos (merecidos) elogios a Murray, no hacen otra cosa que elevar aún más al peldaño de los elegidos a Rafa Nadal. Lo de este chico (como dice el anuncio) no tiene precio. La fuerza mental, garra, inteligencia, casta, energía y, sobretodo, el enorme talento con el que ha derrotado hoy a su rival, no es más que otra confirmación de que estamos ante el mejor tenista español de todos los tiempos. Cuando uno se sienta delante del televisor para contemplar un partido del bicampeón de Roland Garros, ya no puede levantarse ni para ir al baño hasta que finaliza el mismo. De cada punto, el manacorí hace una obra de arte, es como contemplar laCapilla Sixtina en un DVD sin fin durante cuatro o cinco horas. Yo me quito el sombrero ante Nadal. Con 20 añitos es ya todo un veterano del tenis, sus rivales y ex tenistas le admiran y le respetan y la prensa y los aficionados ya no saben que elogios sacarse de la manga para contar las hazañas del número dos del mundo.Y digo número dos sin tapujos, porque ocurre, que como a todo adolescente, a Nadal le ha salido un grano llamado Roger Federer. El, para mí, ya mejor tenista de todos los tiempos, está perturbando los éxitos de Nadal. Pero tranquilos, ese grano, antes o después desaparecerá y será entonces cuando nos demos cuenta de la verdadera dimensión de todo lo que está logrando el joven tenista español. Hoy, Nadal sólo ha derrotado a una joven gran promesa del tenis obteniendo de este modo el pase a cuartos de final del Australia Open, pero más allá del fin obtenido, que aún no es mucho, ya que le quedan tres rondas para proclamarse campeón, es el modo de conseguirlo. "Nadal, seguro, estará entre los mejores de la historia" con esta frase lapidaria comenzó Andy Murray su comparecencia ante la prensa tras caer eliminado por el manacorí en cuatro intensas horas de duelo fraticida. Personalmente, comparto a medias esa afirmación: "Ya lo está" diría yo.
No debería ser una despedida más
David Beckham, uno de los mayores (si no es el que más), reclamos publicitarios y mediáticos de la faz de la tierra ha decidido poner fin a su carrera deportiva en el Madrid, y, teoricamente, en el fútbol profesional y competitivo, ya que su nuevo destino para las cinco próximas temporadas, Los Ángeles Galaxy, sólo supondrá un retiro dorado para el otrora capitán y alma de la selección inglesa. No hablamos de una despedida más de un crack mundial de un gran club de fútbol. Porque si desde el punto de vista económico, el británico sólo ha dado alegrias a la casa blanca, desde el punto de vista deportivo, su llegada en verano de 2003 supuso, a mi juicio, el principio del fin de la era galáctica, el comienzo de la caída cuesta abajo y sin frenos en la que lleva sumido el Real Madrid durante tres tremporadas y media. En sí, el fichar a Beckham no era el error. La gran metedura de pata era los daños colaterales que tal decisión conllevaba. Ronaldinho, actual icono del Barça y uno de los mejores futbolistas de mundo, estaba a tiro del Madrid, al igual que Deco. Ambos los desecho Florentino Pérez por el inglés... los resultados los llevan viendo ustedes mismos con sus propios ojitos desde entonces: fracaso tras fracaso blanco frente a la gloria y los titulos blaugranas. Cuando en el fútbol piensas más en los jugadores que venden camisetas que en los que te ganan títulos, el final de la historia nunca es feliz.Toda esta tontería galáctica que lleva rodeando al Madrid ya va siendo hora de que se vaya acabando. Si la crisis galopante del Barça duró cinco años, la del Madrid tiene visos de igualarla e, incluso, superarla, si alguien con más de una neurona y dos dedos de frente no le pone freno. El otro día, hablando con compañeros afines a los colores colchoneros, me decían: "si es que el Atleti lleva años siendo una ruina, pero cada vez que miro al vecino, me vengo arriba de nuevo". No le sobran razones, porque para que un aficionado del Atlético se compadezca de la situación del Madrid, es que ésta es excitantemente grave. Los aficionados merengues ya están hastiados de jugadores vividores, nocturnos y mujeriegos, que trabajan dos hora al día y ganan en un sólo més lo que el comun de los mortales va a ganar en toda su vida; están hartos de los dirigentes corruptos, bocazas, prepotentes y materialistas que sólo piensan en el beneficio propio y en venderse públicamente y no en el club que presiden; en definitiva, están hasta los mismos huevos (o como se diga) de ver como el club que aman es el hazmerreír de medio mundo y ha tirado por tierra, mar y aire, la imagen y el prestigio de un club centenario y modélico en solo tres años. Si Beckham ha hecho caso a Woody Allen : "Yo sólo pienso en el futuro, porque el futuro es donde voy a pasar el resto de mi vida" el Madrid no debe dejar escapar ni un sólo minuto más de su pulcra historia (hasta hace tres años) para encuzarla de nuevo y volver a ser lo que ha sido siempre: un club de fútbol, simple y llanamente. Un gran club, sino el mejor. Pero eso sí, sólo y, exclusivamente, sólo, un club de fútbol. Todo lo demás eran, son y serán banalidades.
Sin Mundialito, sin liderato y sin FIFA World Player
Mal día el de ayer para ser culé. Desde primera hora de la mañana se esperaba que el domingo 17 de diciembre de 2006 pasara a formar parte como una de las grandes fechas de la historia del Barcelona. La disputa de la final del Mundialito de clubes en Tokyo podía coronar al Barça como el mejor equipo del planeta, además de convertirse en el primer Barcelona de sus 107 años de historia que ganaba la Copa Intercontinental (ni siquiera el Dream Team lo logró). Tras la Liga y la Champions, este era el broche adecuado a una temporada de ensueño, la guinda del pastel y la confirmación de que estabamos ante el mejor Barcelona de todos los tiempos. Pues bien, a pesar de estos argumentos tan atractivos, el Barça no supo estar a la altura del guión y perdió el Mundialito tras un partido decepcionante. A mi entender, lo peor no es que perdiera el título, sino el cómo lo hizo: Un tal Internacional de Porto Alegre, que no ha empatado con nadie en su vida y que no tiene ni un sólo jugador de renombre en su plantilla, superó de principio a fin a los hombres de Rijkaard y demostraron que si vas de crecidito a una final, acabas cavando tu propia tumba. ¿El resultado? 1-0 y para casa con Jet-lag en la maleta, más de 20.000 kilómetros en las piernas de cada uno de los jugadores y un descomunal fracaso sobre sus espaldas. Por sacar algo positivo, es de admirar las declaraciones del técnico holandés y de los jugadores reconociendo el descalabro que acababan de sufrir. Algo es algo. Cuando llegas a la cima y alcanzas la gloria y el reconocimiento mundial, el fracaso duele más que nunca. Y el Barça ha salido tocado, muy tocado de este Mundialito. Porque seamos serios, sólo es rentable disputarlo si acabas llevándote el trofeo a casa, porque sino, el palo es gordo, y a las pruebas me remito. Pero éste no es el primer revés que encaja el Barcelona esta temporada: de los cuatro títulos que ha disputado hasta el día de hoy sólo ha ganado uno, la Supercopa de España, los otros tres, Supercopa de Europa, Copa de Catalunya y Mundialito se le han quedado por el camino. Además, Chelsea, Real Madrid, Sevilla y ayer Internacional le han pintado la cara. Será que no es oro todo lo que reluce en Can Barça. Pero volvamos al principio. Decía que era un mal día para ser aficionado del Barcelona, porque a la hecatombe sufrida en Tokyo, se le sumó por la tarde la pérdida del liderato, que vuelve a estar en manos del Sevilla. Cierto es que tienen un partido menos, pero hay un dato que me tiene loco: el mejor Barça de toda la historia (así lo cantan a los cuatro vientos en Catalunya) está un punto por debajo del Sevilla y uno por encima del peor Real Madrid de muchos años, ¡Qué cosas!Y para rematar el domingo, se filtró que el ganador del FIFA World Player era Cannavaro, el segundo Zinedine Zidane y el tercero Ronaldinho. Esta última cornada llevó a muchos culés a meterse directamente en la cama a las 7 de la tarde, no fuera a ser que aún hubiera alguna "sorpresita" más de última hora. Y claro, la prensa catalana ya publica hoy, al igual que ocurriera con el Balón de Oro, su estupor ante tan tremenda injusticia. No sé. Igual debe ser que los periodistas de Sport y Mundo Deportivo saben más de fútbol que todos los seleccionadores y capitanes de los todos los países del mundo y que son ellos los que no tienen ni pajolera idea de que va este juego. Debe ser. El domingo 17 de diciembre de 2006 que estaba predestinado para proclamar a este Barça campeón del mundo de clubes por primera vez en su historia, acabó sin el Mundialito, sin el liderato y sin el FIFA World Player. Dickens decía que "cada fracaso enseñaba al hombre algo que necesitaba aprender". No estaría mal que el Barça haya aprendido lo que es la humildad. Falta le hace.